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Siendo fieles testigos: sirviendo a Dios en un mundo que cambia
Contents
- Cómo utilizar este folleto
- 1. Atendiendo fielmente a Dios – David Blamires (Editor) Junta Anual Británica
- 2. Testimonio – Elizabeth Yano Junta Anual de Bware
- 3. La Historia de Nadia – Max L. Carter Junta Anual de Carolina del Norte (FUM)
- 4. Siervo/a de Dios – Angella Beharie JA de Jamaica
- 5. Testimonio de Fidelidad – Rachel Muers Junta Anual Británica
- 6. El mensaje Cuáquero – Helmer Batista JA de Carolina del Norte (FUM)
- 7. Verdades inmutables – Phyllis Short Junta Anual de Aotearoa/Nueva Zelandia
- 8. Afirmación – Susannah Brindle Junta Anual de Australia
- 9. Fuego en nuestros corazones – Diego Chuyma INELA Bolivia
- 10. Testimonio – Anne Thomas Junta Anual del Canadá
- 11. Proclamando las Buenas Nuevas – Dan Cammack Junta Anual del Noroeste
- 12. Vigilia por la Paz – Misha Roshchin Junta Mensual de Moscú
- 13. Testigos Fieles – Kenneth Co Junta Mensual de Hong Kong
- 14. Estableciendo las bases para el testimonio pacifico – Val Liveoak Junta Anual Sur Central
9. Fuego en nuestros corazones
Diego Chuyma INELA Bolivia
En este mundo que cambia necesitamos aceptar un compromiso triple: el de conocer al Cristo resucitado, el de estar llenos del Espíritu Santo y el de ser fieles testigos. Primero, para conocer de veras al Cristo resucitado, hace falta no sólo informarnos sobre Cristo, sino conocerle personalmente. Nadie que ha conocido a Cristo se ha quedado igual que antes. El apóstol Pablo antes de su conversión fue un líder religioso; conocía las Escrituras y la doctrina, pero no conocía a Cristo personalmente. Cuando se encontró con Cristo en el camino de Damasco, su vida cambió para siempre. Lo mismo se puede decir de Jorge Fox. Segundo, hace falta un compromiso de dejarse llenar del Espíritu Santo. Los únicos que reciben el Espíritu Santo son los que piden, buscan y llaman a la puerta (Lucas 11: 9-13). Tenemos que llenarnos contínuamente del Espíritu Santo (Efesios 5: 18). Tercero, hace falta una decisión deliberada de hacernos testigos de Cristo. Eso es vivir con un objetivo, con una misión.
Si hemos de ser testigos eficaces de Cristo, necesitamos ser bautizados por el Espíritu Santo. El mismo Jesús tuvo que ser ungido por el Espíritu Santo para cumplir su ministerio y su obra maravillosa (Hechos 10: 38). Dijo que nosotros/as haríamos las mismas cosas que él hizo y hasta cosas más grandes (Juan 14: 12). Los resultados de ser bautizados por el Espíritu Santo serán vidas cambiadas, vidas santas y vidas que tengan impacto en familias, comunidades, ciudades y el mundo entero.
Recibimos el poder del Espíritu Santo para hacer el tipo de trabajo que hizo Jesús, para ser una iglesia misionera. Los Amigos del mundo entero necesitamos más que nunca tener fervor misionero, una pasión por las almas perdidas. El mundo está listo para Jesús y para ser cambiado por el poder del Espíritu Santo. Estamos experimentando un renacimiento y la gente se está salvando. Como Amigos, deberíamos formar parte de esta gran cosecha de almas para Jesús. Como pueblo de Dios, tenemos la tarea de ser embajadores de Cristo en este mundo que cambia. ¿Dónde están los “Sesenta Valientes” que tuvieron el fervor de cambiar el mundo con el evangelio de Jesucristo? Jesús nos ordenó que saliéramos a hacer discípulos en todo el mundo (Mateo 28: 19-20). Recibimos el poder del Espíritu Santo para ser testigos poderosos en nuestro hogar, nuestro país y hasta las partes más lejanas del mundo. Si somos Amigos que obedecen a los mandamientos de Cristo (Juan 15: 14), deberíamos estar haciendo no sólo conversos, sino discípulos. Para esto necesitamos fuego en nuestros corazones.
Preguntas:
- ¿En qué formas has recibido tú poder?
- ¿Cómo podemos lograr la posibilidad de cambiar el mundo?