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Siendo fieles testigos: sirviendo a Dios en un mundo que cambia
Contents
- Cómo utilizar este folleto
- 1. Atendiendo fielmente a Dios – David Blamires (Editor) Junta Anual Británica
- 2. Testimonio – Elizabeth Yano Junta Anual de Bware
- 3. La Historia de Nadia – Max L. Carter Junta Anual de Carolina del Norte (FUM)
- 4. Siervo/a de Dios – Angella Beharie JA de Jamaica
- 5. Testimonio de Fidelidad – Rachel Muers Junta Anual Británica
- 6. El mensaje Cuáquero – Helmer Batista JA de Carolina del Norte (FUM)
- 7. Verdades inmutables – Phyllis Short Junta Anual de Aotearoa/Nueva Zelandia
- 8. Afirmación – Susannah Brindle Junta Anual de Australia
- 9. Fuego en nuestros corazones – Diego Chuyma INELA Bolivia
- 10. Testimonio – Anne Thomas Junta Anual del Canadá
- 11. Proclamando las Buenas Nuevas – Dan Cammack Junta Anual del Noroeste
- 12. Vigilia por la Paz – Misha Roshchin Junta Mensual de Moscú
- 13. Testigos Fieles – Kenneth Co Junta Mensual de Hong Kong
- 14. Estableciendo las bases para el testimonio pacifico – Val Liveoak Junta Anual Sur Central
5. Testimonio de Fidelidad
Rachel Muers Junta Anual Británica
Amo los textos bíblicos que hablan de la fidelidad de Dios al mundo de Dios – una fidelidad que perdura por mucho que cambie el mundo. He llegado a darme cuenta de que el ser fieles testigos es en parte una cuestión de ser testigos de aquella fidelidad.
Ser testigo de la fidelidad de Dios significa, quizás, estar dispuesto/a a actuar en una forma que proclama que el año que viene, el siglo que viene, el milenio que viene, tienen importancia, nos importan. También significa estar dispuesto/a a esperar; a resistirse a las fuerzas culturales que dicen, ‘Lo que importa es conseguir lo que deseas ahora mismo’.
Si considero aspectos de mi vida que pudieran ser contextos en que este ‘testimonio de fidelidad’ se manifieste, me vienen a la mente, por ejemplo, el asumir compromisos a largo plazo con organizaciones benéficas; el analizar las implicaciones medioambientales de un número creciente de aspectos de mi estilo de vida; el entrar en una relación personal de por vida. Ninguno de estos pasos fueron resulta de algún cambio súbito o dramático en mi percepción de Dios y del mundo. En efecto, tal vez mi sensación creciente de la importancia de ser ‘testigo de la fidelidad de Dios’ surge en parte de mi conciencia de que yo no soy una de esas Amigas o Amigos cuyo entendimiento de la vida espiritual ha sido formado por ‘experiencias cumbres’ o momentos de intensa claridad.
Sin embargo, esto no quiere decir que los procesos de discernir no tengan importancia para mí. No soy por naturaleza una persona muy paciente, pero me parece que soy más capaz de servir a Dios en un mundo que cambia – que en medio de todos sus cambios sigue siendo el mundo que Dios ama, el ‘objeto’ de su fidelidad – cuando tengo la paciencia de hacer caso a lo que está pasando. Esto parece fácil. En mi experiencia es una de las cosas más difíciles de hacer. Elaboro estructuras mentales que producen reacciones automáticas: prejuicios acerca de la gente, palabras o expresiones que no puedo soportar, respuestas superficiales a preguntas difíciles. En un mundo complejo, todos simplificamos nuestros procesos de tomar decisiones, creamos costumbres para no tener que elegir siempre como si fuera la primera vez. Siendo fiel testigo, pues, es también para mí una cuestión de crear el costumbre de escuchar. El culto de adoración es fundamental para esto; también el leer la Biblia, y las formas en que me enseña a ver el mundo sobre todo como el objeto del amor y de la atención infinitamente paciente de Dios.
Preguntas:
- ¿Cómo discernimos individualmente y como grupo lo que Dios quiere que hagamos?
- ¿Cómo podemos ser fieles en las cosas de todos los días?